Para Alex y Paola
Buenas noches, damas, caballeros,
familia y amigos de Alejandro y Paola. Cuando me invitaron a compartir estas
palabras, me sentí halagado. Ya me veía yo, cómo en cualquier comedia romántica
siendo el padrino, el mejor hombre, compartiendo un buen consejo, una anécdota
chistosa, en fin cualquier cosa. Y que los invitados al final me aplaudirían.
Sin embargo, será cuestión de unas pocas semanas me di cuenta de algo. ¿Quién
carajos soy yo para pararme frente a ustedes y hablarles de matrimonio? La cosa
es que ya sea para aconsejar o hablar bien del matrimonio, creo que soy la
persona menos indicada. Hasta hace unos cuantos meses, días quizá, siempre he
sido considerado por todos y por mí mismo un ferviente antagonista de la
institución como tal. Pero antes de claudicar por completo, me dije a mí mismo:
“Bueno, no se de matrimonio, no me gusta ni la palabra como tal. Pero qué
suerte para mí, que yo no voy a celebrar el casamiento (hasta en sinónimos
suena mal para mí), voy a celebrar que se quieren un montón. Que en mi vida, sí
puedo decir que son ejemplo de amor.”
Y bueno, quiero compartir la
frase más bonita que me han compartido sobre el amor. Me lo dijo alguien hace
tiempo ya, y siempre se me ha quedado muy en mente. Y es:
El amor no se piensa, se hace.
Y lo bonito para mí de esta
frase, es que no sólo puede ser tomada por la urgencia que aparenta. Es decir,
no sólo es una frase que le diría uno ya borracho y los pantalones abajo, a la
señorita para que no ponga resistencia y se ponga en modo cooperativo. Para mí,
esta frase cobra su belleza cuando la tomamos como una invitación de hacer
amor. No sólo hacer el amor con alguien, pero hacer “amor”. Y ¿a qué me refiero
con esto?
A que el amor dejar ir a tu amado
a jugar videojuegos con sus amigos. Es acompañar a la esposa en su más reciente
logro profesional. Es también agarrarle la mano cuando este pujando para ser
mamá. Es tomarse de las manos. Es comerse a besos. Es escuchar al esposo cuando
quiere desahogarse por tener un jefe nefasto. Es comprar una casa o mejor,
adoptar un perro juntos. Es lavar los platos, tender la cama, llegar cansado de
la oficina y todavía tener ganas para un poquito de pasión. Y sigue, y sigue, y
sigue. El amor es todas estas acciones que se deciden hacer para, con y hacia
la otra persona. Hacer para alguien más, antes que a uno.
Y esto me lleva a una cuestión
muy importante. La decisión. Y es que para actuar hay que decidir. El amor se
hace, no se piensa. No está cuando piensas en la otra persona, sino cuando
haces, cuando acciones con la otra persona. Díganme si quieren que me equivoco,
pero esto es solo para Alejandro y Paola. Y es esa decisión la que creo que se
lleva el mérito en este caso, su caso. Porque tanto, Alex como Paola, ambos por
separado y solos, son excelentes personas, de carácter y fuerza, y bajo
cualquier circunstancia es totalmente posible que vivan el uno sin el otro. No
se necesitan, no hay nada real, solo meramente simbólico que los ate el uno al
otro. Pueden vivir felices el uno sin el otro. Cada quien su lado. Y sin
embargo, y aquí está lo bello. Es que no quieren hacerlo, han decidido no
hacerlo. Creo que es la decisión que los convierte en los más vulnerables. Se
están compartiendo enteramente, porque sí ya se amaban antes ahora ya lo hacen
ante la autoridad, la de allá arriba y la de aquí abajo. Y se han rendido. Se
han rendido uno al otro, y qué cosa más bella. No hay muros entre ustedes ya. Y
día con día, han estado decidiendo que no los haya. Día con día han decidido
por el amor. Me quito el sombrero.
Para finalizar, agradezco el
honor de que me hayan invitado a compartir algo en este espacio. Por mi parte,
y creo que hablo por todos los presentes, les digo que apoyo enteramente ese
amor que han decidido y que espero seguir estando ahí, para celebrar sus
siguientes decisiones. Cualesquiera que sean. Así que por favor, acompáñenme
levantando sus copas y brindemos por el nuevo clan Ruiz Cervantes. Por Alex y
Paola. Con amor.
Salud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario