Bienvenido. Welcome. Bienvenu. Willkommen.

Que vivimos en tiempos furiosos. Que no nos toleramos a nosotros mismos ni por un segundo. Que nos han enjaretado las ineptitudes de nuestros padres. Que nuestras naciones parecen rellenos sanitarios.
En medio de todo, yo escribo. Me siento faro ante la tenebrosa noche. Me siento falo, derechito para el cielo. Ésta es mi vida, mi carro, mi escuela, mi casa, mi trabajo. Ésta es la huella que tú, por certeza o por pereza, has decidido también acoplar a tu paso.

viernes, 16 de agosto de 2013

Mi generación, así dice la canción.

Estoy harto de tener las mismas conversaciones con la gente mayor de 50 años, la supuesta "anterior y más noble" generación. Estoy tremendamente harto y hasta el cogote de qué me digan qué el mundo solía ser más fácil, que la juventud de estos días ya no tiene valores, que las instituciones han fracasado, que es nuestra culpa por andar de alebrestadores y manifestadores, que hemos perdido el buen gusto y el arte de calidad. Estoy hasta la puta madre que me digan que somos la supuesta "generación pérdida", me caga harto que nos culpen por la crisis y todos los calificativos que se le puedan atribuir, y sobre todo me emperra que mis congéneres consientan la denuncia y se comporten de tal manera que le rinda honor a cada una de las estupideces que nos designan. 

Yo nunca he bombardeado a nadie, ni he requerido de campos de concentración. El petróleo lo comenzaron a usar hace dos siglos y no en el 2000. Yo nunca consentí el asistir a un lugar público "sólo para blancos". El narcotráfico no fue mi invento. Te hice caso y fui a la universidad como también tú lo hiciste. El que abusó de mi madre fuiste tú, con tu machismo. La que permitió todos los abusos de mi padre, fuiste tú. Yo no estuve ahí cuando se descubrió la bomba atómica. Yo no estuve ahí en Tlatelolco durante el 68. Tenía apenas 5 años cuando se levantó el EZLN y apenas 3 años después cuando Acteal, y tú te quedaste parado a mirar. 

Que la vida es dura, que ya no hay trabajo, que las cosas no son tan buenas como eran antes. Todos esos son meras consecuencias, quién crees que fue la causa? De seguro, yo en pañales. De seguro, yo en el vientre.

Por eso, no me hables cómo si el vicio, la rabia y el exceso fueran inventos de este siglo. No me vengas con tus argumentos sin vigencia. No vuelvas a decir que eres sabio y que tengo que escucharte. Que es esa tu sabiduría, y su cagaderito, lo que tengo que limpiar yo. 

Tú eres él que no se la pudo mantener guardada entre las piernas. Yo tampoco me la puedo guardar, pero sin pelos en la lengua digo VIVA LA ANTICONCEPCIÓN. 

En fin, no estoy aquí para quejarme, estoy aquí para vengarme. De tus miedos, de tus censuras, de tus rencores, de tus facturas, de tus matrimonios y tus divorcios. Y lo voy hacer viviendo bien. Lo voy a hacer en campo virgen, donde no existan tus huellas. Porque este es mi tiempo y mi generación. Porque soy desempleado, porque trabajo y estudio, porque me pongo condón, porque uso Internet, porque sueños con un mundo mejor, porque no hay nada ya por descubrir, pero siempre lo puedo hacer todo de nuevo y mejor. 

viernes, 9 de agosto de 2013

Donde quedó el mapa para llegar a cualquier lugar. Las coordenadas siempre solían estar tan cuerdas.
Pareciera que lo he perdido.

Después de ver a la familia partir al otro lado del río.

De ser testigo de la descomposición en vida del cadáver de mi padre.

De que los sueños se trastornen y se vistan de farsas y salgan a embriagarse por las noches.

Aquí no hay moraleja, ni final tan esperado.

Es sólo un resfriado más.

Uno que sólo con mezcal se calma.