Bienvenido. Welcome. Bienvenu. Willkommen.

Que vivimos en tiempos furiosos. Que no nos toleramos a nosotros mismos ni por un segundo. Que nos han enjaretado las ineptitudes de nuestros padres. Que nuestras naciones parecen rellenos sanitarios.
En medio de todo, yo escribo. Me siento faro ante la tenebrosa noche. Me siento falo, derechito para el cielo. Ésta es mi vida, mi carro, mi escuela, mi casa, mi trabajo. Ésta es la huella que tú, por certeza o por pereza, has decidido también acoplar a tu paso.

martes, 26 de noviembre de 2013

Por alguna extraña razón me enamoré de él

Por alguna extraña razón me enamoré de él. No hubo nada extraordinario en nuestro encuentro. Éramos todos, personas normales, era un domingo por la mañana en el parque, no hay nada más ordinario que un domingo por la mañana en el parque. Y sus rescatistas me contaron su historia y le vi persiguiendo su nudo para morder y le guíe un rato, paseando. En esos momentos, ya lo sospechaba. Pero para cuando llegué a mi casa, estaba enteramente convencido. Algo en él, era algo mío. Era espejo. Un espejo en cuatro patas y pelaje negro, pero espejo al fin y al rabo.

Soy sincero cuando digo que no creo en el destino, en un resultado predeterminado de esta tirada de dados que es la vida. Pero creo en la fortuna, creo en una predisposición del universo para que se catalicen las acciones que poco a poco vamos procurando. Siembra y con fortuna, estarás cosechando. En mi caso, dale like a una foto de un canino hermoso en Facebook, hazle caso a las instrucciones, contacta a su rescatista, agenda una cita para un paseo, y terminarás adoptando a un compañero de vida.

Y tengo que admitirlo, no creo que existiera un destino escrito para nosotros. No hay ninguna roca metafísica en otro mundo que lea este hombre y ese perro juntos. Pero tenía veinte años añorando una oportunidad de querer a alguien como él y la mera fortuna que tuvimos, nos puso en el mismo parque, a la misma hora, con los mismos amigos. Sus rescatistas, que bien pudieran haber sido los míos.


Lo digo porque considero que ambos cojeamos de la misma pata, estamos heridos con las mismas balas. Los dos nos hemos vuelto unos discapacitados para el cariño y amor, por lo menos, del tipo pronto y con confianza. Los nuevos amigos son una empresa titánica. Lo viejo es lo único pero queda poco. No estamos ancianos, pero sí cansados. Y tristes. Le pusimos mucho corazón, y vimos nada de vuelta. De los dos no se hace ninguno. Y el tiempo. El tiempo, dicen, lo cura todo. Yo digo que el tiempo hace que crezca algo. Una planta, una amistad, un amor del bueno. 




domingo, 10 de noviembre de 2013

El Amor no se piensa, se hace

Palabras para unos grandes amigos para celebrar su gran amor y su unión el 9 de Noviembre del 2013. 

Para Alex y Paola

Buenas noches, damas, caballeros, familia y amigos de Alejandro y Paola. Cuando me invitaron a compartir estas palabras, me sentí halagado. Ya me veía yo, cómo en cualquier comedia romántica siendo el padrino, el mejor hombre, compartiendo un buen consejo, una anécdota chistosa, en fin cualquier cosa. Y que los invitados al final me aplaudirían. Sin embargo, será cuestión de unas pocas semanas me di cuenta de algo. ¿Quién carajos soy yo para pararme frente a ustedes y hablarles de matrimonio? La cosa es que ya sea para aconsejar o hablar bien del matrimonio, creo que soy la persona menos indicada. Hasta hace unos cuantos meses, días quizá, siempre he sido considerado por todos y por mí mismo un ferviente antagonista de la institución como tal. Pero antes de claudicar por completo, me dije a mí mismo: “Bueno, no se de matrimonio, no me gusta ni la palabra como tal. Pero qué suerte para mí, que yo no voy a celebrar el casamiento (hasta en sinónimos suena mal para mí), voy a celebrar que se quieren un montón. Que en mi vida, sí puedo decir que son ejemplo de amor.”

Y bueno, quiero compartir la frase más bonita que me han compartido sobre el amor. Me lo dijo alguien hace tiempo ya, y siempre se me ha quedado muy en mente. Y es:

El amor no se piensa, se hace.

Y lo bonito para mí de esta frase, es que no sólo puede ser tomada por la urgencia que aparenta. Es decir, no sólo es una frase que le diría uno ya borracho y los pantalones abajo, a la señorita para que no ponga resistencia y se ponga en modo cooperativo. Para mí, esta frase cobra su belleza cuando la tomamos como una invitación de hacer amor. No sólo hacer el amor con alguien, pero hacer “amor”. Y ¿a qué me refiero con esto?
A que el amor dejar ir a tu amado a jugar videojuegos con sus amigos. Es acompañar a la esposa en su más reciente logro profesional. Es también agarrarle la mano cuando este pujando para ser mamá. Es tomarse de las manos. Es comerse a besos. Es escuchar al esposo cuando quiere desahogarse por tener un jefe nefasto. Es comprar una casa o mejor, adoptar un perro juntos. Es lavar los platos, tender la cama, llegar cansado de la oficina y todavía tener ganas para un poquito de pasión. Y sigue, y sigue, y sigue. El amor es todas estas acciones que se deciden hacer para, con y hacia la otra persona. Hacer para alguien más, antes que a uno.

Y esto me lleva a una cuestión muy importante. La decisión. Y es que para actuar hay que decidir. El amor se hace, no se piensa. No está cuando piensas en la otra persona, sino cuando haces, cuando acciones con la otra persona. Díganme si quieren que me equivoco, pero esto es solo para Alejandro y Paola. Y es esa decisión la que creo que se lleva el mérito en este caso, su caso. Porque tanto, Alex como Paola, ambos por separado y solos, son excelentes personas, de carácter y fuerza, y bajo cualquier circunstancia es totalmente posible que vivan el uno sin el otro. No se necesitan, no hay nada real, solo meramente simbólico que los ate el uno al otro. Pueden vivir felices el uno sin el otro. Cada quien su lado. Y sin embargo, y aquí está lo bello. Es que no quieren hacerlo, han decidido no hacerlo. Creo que es la decisión que los convierte en los más vulnerables. Se están compartiendo enteramente, porque sí ya se amaban antes ahora ya lo hacen ante la autoridad, la de allá arriba y la de aquí abajo. Y se han rendido. Se han rendido uno al otro, y qué cosa más bella. No hay muros entre ustedes ya. Y día con día, han estado decidiendo que no los haya. Día con día han decidido por el amor. Me quito el sombrero.

Para finalizar, agradezco el honor de que me hayan invitado a compartir algo en este espacio. Por mi parte, y creo que hablo por todos los presentes, les digo que apoyo enteramente ese amor que han decidido y que espero seguir estando ahí, para celebrar sus siguientes decisiones. Cualesquiera que sean. Así que por favor, acompáñenme levantando sus copas y brindemos por el nuevo clan Ruiz Cervantes. Por Alex y Paola. Con amor.

Salud.